Bolivia al límite: deuda externa alcanza su nivel más alto en 25 años y pone en jaque la estabilidad económica

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Bolivia enfrenta una de las mayores presiones económicas de las últimas décadas: su deuda externa alcanzó los $us 13.805 millones a junio de 2025, el nivel más alto en un cuarto de siglo. Especialistas advierten sobre una inminente “crisis multidimensional” si no se toma un rumbo fiscal distinto.

La deuda externa de Bolivia ha escalado a cifras récord, generando una creciente inquietud en analistas económicos y organismos financieros. Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), al mes de junio de 2025 el endeudamiento de mediano y largo plazo se situó en $us 13.805 millones, marcando un incremento del 3% respecto a diciembre de 2024. En comparación con el mismo mes del año anterior, el aumento fue de $us 441 millones.

La trayectoria de la deuda muestra una tendencia ascendente desde inicios del siglo. En el año 2000, la deuda era de $us 4.460 millones, y para 2005 ya había subido a $us 4.941 millones. Sin embargo, el despegue más significativo ocurrió desde 2017, cuando se superó la barrera de los $us 10.000 millones, empujada principalmente por préstamos de organismos multilaterales y acuerdos bilaterales, con China como uno de los principales acreedores.

Fernando Romero, economista e investigador, advierte que la actual iliquidez del país para cumplir con sus compromisos financieros es uno de los signos más preocupantes. A mitad de año, Bolivia ya había pagado $us 763,8 millones, y se estima que el total anual podría acercarse a los $us 1.860 millones. “Estamos llegando al 51% del pago proyectado, pero el monto final será mucho más alto de lo previsto”, alertó Romero.

El 86,6% de la deuda está compuesta por préstamos, principalmente con el BID, la CAF y el Banco Mundial. El 13,4% restante corresponde a títulos de deuda. Si bien el indicador de solvencia (deuda externa como porcentaje del PIB) bajó del 28,4% en 2024 al 25% en junio de 2025, Romero sostiene que esta aparente mejora es engañosa. “No es que la deuda haya disminuido, sino que el PIB se elevó por factores inflacionarios, lo que maquilla el peso real del endeudamiento”, explicó.

Óscar Mario Tomianovic, del Centro de Estudios Populi, calificó la situación como alarmante. El economista destaca que la deuda externa representa el 27% del total del servicio de deuda, mientras la interna llega al 56%, bordeando en conjunto casi el 100% del PIB. Aunque el FMI proyecta que la deuda externa disminuirá al 7% para 2030, Tomianovic advierte que esta baja respondería a un cierre de líneas de financiamiento debido a la pérdida de confianza en la solvencia del país.

Otro factor de alerta es la brecha cambiaria, que según Tomianovic se sitúa en casi el 100%. “Si el PIB se calcula al tipo de cambio paralelo, su valor se desploma, y con ello la relación deuda-PIB se dispara, agravando el panorama macroeconómico”, explicó.

En el corto plazo, el gobierno necesitará más de $us 400 millones adicionales para cubrir sus obligaciones en lo que queda de 2025, y se estima que la necesidad de financiamiento ascenderá a más de $us 1.900 millones en 2026. Sin fuentes frescas de ingreso, la salida más probable será recurrir a nuevos préstamos, lo que agravará aún más el endeudamiento.

“Estamos en una encrucijada. Si no se realiza un ajuste fiscal profundo, el país corre el riesgo de quedarse sin herramientas para crecer y sin credibilidad en los mercados internacionales”, concluyó Tomianovic.

Fuente: El Deber

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