
Mientras las negociaciones por un alto el fuego y la liberación de rehenes en Gaza permanecen paralizadas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, propondrá al gabinete de seguridad una ofensiva total sobre el enclave palestino, en medio de crecientes tensiones internas y presiones internacionales.
El conflicto en Gaza vuelve a escalar luego de que trascendiera que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, solicitará al gabinete de seguridad el aval para una “conquista total del enclave”. La propuesta surge tras el estancamiento en las negociaciones con Hamas para un acuerdo que incluya la liberación de los 50 rehenes que aún permanecen en Gaza, al menos 20 de ellos con vida.
Medios israelíes como Ynet señalaron que altos funcionarios cercanos a Netanyahu impulsan esta medida radical, incluso exigiendo la renuncia del jefe del Estado Mayor si se opone. Sin embargo, sectores del estamento de defensa han advertido que ampliar las operaciones militares en zonas con presencia de rehenes podría poner en riesgo sus vidas.
Mientras tanto, Hamas condiciona el retorno a las conversaciones a la mejora de la situación humanitaria en Gaza. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre niveles “alarmantes” de desnutrición infantil, mientras que cifras del Ministerio de Salud palestino indican que casi 1.400 personas han muerto desde mayo intentando acceder a alimentos.

A pesar del ingreso diario de algunos camiones de ayuda humanitaria —alrededor de 200 el domingo, según Israel—, el número está lejos de los 600 que se necesitarían, y muchos cargamentos son saqueados antes de llegar a su destino. El control del hambre y la seguridad alimentaria se ha convertido en un punto crítico del conflicto.
Desde el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos, se criticó con dureza el giro militarista del Gobierno israelí. Afirmaron que Netanyahu estaría promoviendo un “engaño” al sugerir que la liberación de los cautivos será posible solo mediante la fuerza. La organización insiste en que se debe priorizar un acuerdo que permita recuperar a los rehenes y, luego, reconstruir Israel.
Mientras tanto, el enviado especial de Donald Trump para Medio Oriente, Steve Witkoff, propuso un cambio en el enfoque negociador: buscar la liberación simultánea de los rehenes como vía para terminar la guerra, rechazando la idea de escalar el conflicto.
En Israel, el debate interno se agudiza. Una carta abierta firmada por cientos de exfuncionarios de seguridad pidió a Estados Unidos presionar a Netanyahu para finalizar la guerra, señalando que Hamas “ya no representa una amenaza estratégica”. Sin embargo, sectores de ultraderecha dentro del Gobierno israelí continúan presionando por la ocupación de Gaza y el desplazamiento forzado de su población.
Así, mientras se publican imágenes desgarradoras de rehenes en condiciones críticas, la sociedad israelí se enfrenta a una encrucijada: seguir un camino de resolución política o adentrarse en una ocupación militar que podría extender indefinidamente el conflicto.