Veteranos rusos regresan del frente con traumas de guerra y sin apoyo real: “Son personas peligrosas”

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Miles de soldados rusos vuelven del frente en Ucrania con graves secuelas psicológicas, pero la mayoría no busca ayuda y el sistema estatal de apoyo es insuficiente. Psicólogos advierten que muchos de estos excombatientes lidian en silencio con el trastorno de estrés postraumático (TEPT), alimentando una agresividad que puede estallar en cualquier momento.

Más de tres años después del inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, el costo humano no solo se mide en bajas y heridos visibles, sino también en las heridas invisibles que miles de soldados rusos llevan consigo al regresar a la vida civil. Según estimaciones de especialistas del Centro de Psiquiatría Bekhterev, entre un 3% y un 11% de los combatientes podrían sufrir trastorno de estrés postraumático (TEPT), cifra que se eleva hasta un 17% en casos de heridas graves.

Tatyana, una psicóloga voluntaria del proyecto Hogar Familiar —financiado por el Estado ruso— cuenta al Servicio Ruso de la BBC que la mayoría de los soldados evita acudir a terapia. “Prefieren salir a beber con amigos. Muchos me dicen que no puedo entender lo que vivieron porque no estuve en el frente”, relata. La transición a la vida cotidiana, lejos del caos de la guerra, puede detonar episodios de violencia incontrolable. En un caso extremo, un excombatiente irrumpió en una cafetería y comenzó a golpear a los clientes solo porque estaban sentados relajados.

Las historias se repiten. Exsoldados que no logran reconciliar su rol en la guerra con su vida familiar, como el comandante que sometía a sus subordinados a condiciones inhumanas y, de regreso a casa, se preguntaba cómo fue capaz de semejante brutalidad. En un año, solo ocho soldados acudieron a Tatyana en busca de ayuda, y varios abandonaron el proceso terapéutico.

Aunque el gobierno ruso ha establecido unas 2.700 oficinas de orientación médico-psicológica y financia programas de apoyo, los recursos siguen siendo escasos, los centros pequeños y mal dotados, y el número de profesionales capacitados es insuficiente. Yana, otra psicóloga que trabaja en una de estas oficinas, asegura que el entorno represivo también limita su trabajo. “Es ilegal criticar la llamada ‘operación militar especial’. A todos nos da miedo hablar. Si alguien no comparte tus ideas, te puede denunciar y tu vida se arruina”, afirma.

Según Vladimir Putin, en diciembre de 2023 había 617.000 soldados en el frente. En 2024, se desplegaron otros 490.000. Sin un sistema sólido de atención postguerra, las consecuencias del trauma psicológico en esta enorme masa de veteranos pueden sentirse durante décadas. Yana, aunque en contra de la guerra, eligió seguir en su labor porque sabe que su trabajo es urgente. “Son personas peligrosas, y yo puedo hacer que sean menos peligrosas”, dice con franqueza.

En un país donde incluso los terapeutas temen hablar, y donde el trauma se esconde bajo el silencio, el riesgo de una bomba emocional en la sociedad rusa parece cada vez más cercano.

Fuente: BBC

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