
Cinco hechos violentos ocurridos en menos de tres semanas en Santa Cruz y Cochabamba, relacionados con el narcotráfico, han encendido las alertas de la Policía boliviana. Secuestros, ataques armados a fuerzas antidroga y un triple asesinato con sello de sicariato extranjero apuntan a una escalada en las pugnas criminales por el control territorial.
Una serie de crímenes violentos registrados entre finales de julio y la primera quincena de agosto en los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba han puesto en evidencia el aumento de la violencia vinculada al narcotráfico en Bolivia. Los casos incluyen secuestros, emboscadas a unidades antidrogas y ejecuciones al estilo del crimen organizado, lo que ha motivado el despliegue de equipos especiales de investigación por parte de la Policía.
Los primeros dos hechos ocurrieron el 26 y 29 de julio en la ciudad de Santa Cruz, donde dos hombres fueron secuestrados por sujetos armados que, según las cámaras de vigilancia, vestían chalecos con insignias de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn). Las víctimas, José Carlos Canelas Dorado (43) y Erick Roberto Baeza Achá (61), fueron interceptadas en distintas zonas de la ciudad. Baeza, además, tiene antecedentes vinculados a secuestros en los años 80 y figura en una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia.
La violencia escaló aún más el 11 de agosto en Villa Tunari, Cochabamba, cuando un grupo de pobladores emboscó con armas de fuego a efectivos de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar), tras la destrucción de cinco fábricas de droga y el decomiso de una camioneta cargada con precursores químicos. Dos policías resultaron heridos y hasta la ambulancia que intentaba rescatarlos fue atacada.

Dos días después, el 13 de agosto, se descubrió el cuerpo de tres extranjeros asesinados en una casa de la avenida Beni, en Santa Cruz. Las víctimas fueron ejecutadas con disparos en la cabeza y halladas envueltas en bolsas plásticas. La Policía detuvo a cuatro sospechosos dentro del inmueble, quienes habrían sido contratados para hacer desaparecer los cuerpos. Dos de los fallecidos fueron identificados como Nazapebckn Lazarevski, de nacionalidad búlgara, y Dejic Miljan, serbio; se presume que la tercera víctima era originaria de Dubái.
Ese mismo día, en el municipio de Entre Ríos, Cochabamba, dos hombres fueron atacados a tiros mientras circulaban en un vehículo. Los agresores descendieron de otro motorizado, dispararon y huyeron, dejando a ambas víctimas gravemente heridas. En el lugar del hecho se recogieron 13 casquillos de munición calibre 5.56 mm, típicamente utilizados por grupos armados.
Las autoridades manejan la hipótesis de que estos hechos están ligados a ajustes de cuentas entre organizaciones narcotraficantes que disputan rutas y territorios. El ministro de Gobierno, Roberto Ríos, declaró que los casos son investigados bajo esa línea, aunque sin brindar mayores detalles. La Policía, por su parte, ha intensificado operativos y continúa con la identificación de los autores materiales e intelectuales de estos crímenes.
Fuente: El Deber