
En un movimiento sorpresivo a solo 48 horas de las elecciones generales, el presidente Luis Arce posesionó a un nuevo Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas, al que encargó preservar la democracia, garantizar la gobernabilidad y hacer respetar la Constitución. La decisión se da en medio de una anunciada reforma doctrinal militar.
El presidente Luis Arce designó este jueves un nuevo alto mando militar, apenas dos días antes de que Bolivia celebre elecciones generales, un gesto que ha despertado atención por su carga simbólica y su potencial impacto institucional. Durante el acto de posesión en Palacio Quemado, el mandatario encomendó al nuevo Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA) la tarea de preservar la democracia, mantener la gobernabilidad del Estado y garantizar la estabilidad de los gobiernos legalmente constituidos.
Encabezando la nueva cúpula está el contra almirante Gustavo Primitivo Aníbarro Escobar, quien asume como comandante en jefe de las FFAA. Lo acompañan el general de brigada Sherman Mario Sempertegui Tamiz como jefe de Estado Mayor; el general Roberto Pablo Delgadillo Vázquez, como comandante del Ejército; el general aéreo Marco Antonio Choquehuanca Marín, al frente de la Fuerza Aérea Boliviana; y el contra almirante Freddy Pozo Rodríguez como comandante de la Armada Boliviana.

“Las Fuerzas Armadas tienen hoy la misión de mantener la paz, la estabilidad del Estado y el respeto irrestricto a nuestra Constitución Política”, afirmó Arce, quien días antes había adelantado la implementación de una reforma doctrinal en las filas militares, aunque sin precisar detalles.
El relevo se produce también pocos días después de que el general saliente, Gerardo Zabala Álvarez, durante el aniversario institucional del 7 de agosto, alertara públicamente al Gobierno sobre las carencias de equipamiento que enfrenta la institución castrense. Si bien el cambio en la estructura de mando ocurre dentro de los plazos normales de rotación, el contexto electoral y la alusión a la defensa de la institucionalidad democrática le confieren un matiz político relevante.
La designación de la nueva cúpula militar se realiza en un escenario de alta sensibilidad, donde las tensiones políticas previas a los comicios podrían escalar, y el rol de las Fuerzas Armadas como garantes de estabilidad cobra una renovada importancia.
Fuente: El Deber