
Brasil y China avanzan en un ambicioso proyecto ferroviario que unirá el océano Atlántico con el Pacífico, dejando por ahora a Bolivia fuera del trazado inicial. El corredor, clave para el transporte de exportaciones agroindustriales y mineras, podría redefinir la logística comercial en Sudamérica y abrir un nuevo eje de integración.
En un paso concreto hacia la integración logística del continente sudamericano, representantes del Ministerio de Transporte de Brasil y del Instituto de Planificación e Investigación Ferroviaria de China firmaron un memorándum de entendimiento para realizar los estudios técnicos del futuro Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración. El proyecto, de aproximadamente 3.000 kilómetros, busca conectar el puerto brasileño de Santos con el megapuerto peruano de Chancay, facilitando el tránsito de mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico.
El megaproyecto tiene como trasfondo el creciente interés de China en Sudamérica, región que considera estratégica como futura proveedora de alimentos. Con más de 1.400 millones de habitantes y limitaciones productivas en su propio territorio, el gigante asiático apunta a garantizar el suministro de productos agroindustriales a través de infraestructuras eficientes.
A pesar del impulso diplomático entre Brasil y China, Bolivia ha quedado fuera del trazado inicial, lo que ha generado inquietud tanto en el gobierno como en sectores empresariales. Tras su participación en la última Cumbre del Mercosur, el presidente boliviano Luis Arce aseguró que el país hará todos los esfuerzos posibles para ser incluido en el proyecto. “Este tema tiene que ser parte de una política de Estado”.

Actualmente, Bolivia cuenta con conexiones ferroviarias activas con Brasil, como la ruta Corumbá–Santa Cruz (650 km), y el Gobierno ha anunciado planes para reactivar el tramo Montero–Bulo Bulo (130 km). Sin embargo, representantes del sector exportador, como Rafael Riva, gerente técnico de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), advirtieron que la infraestructura por sí sola no garantiza beneficios si no existen condiciones adecuadas para la producción y exportación.
“La vía férrea será importante solo si hay un entorno favorable para la inversión y la logística de exportación”, dijo Riva. Añadió que actualmente Bolivia transporta cerca de 1 millón de toneladas de carga por tren al año, y que la posible exclusión del país del CFBI limitaría sus opciones logísticas en el comercio internacional.
El ministro de Transporte de Brasil, Renan Filho, destacó que el acuerdo con China marca el inicio de los estudios de viabilidad técnica, económica y ambiental del proyecto, con el objetivo de “integrar las cadenas logísticas de exportación entre Sudamérica y Asia”.
Aunque las conversaciones sobre el corredor datan de 2014, su materialización enfrenta desafíos legales, financieros y medioambientales. La inclusión de Bolivia sigue en discusión, pero su eventual exclusión puede implicar una oportunidad perdida para el país en uno de los proyectos de infraestructura más estratégicos del continente.