 
Lo que debía ser una fiesta deportiva terminó en una lamentable escena de violencia en el fútbol tarijeño. El partido entre Ciclón y Nacional Senac, disputado este fin de semana, concluyó con un empate 1-1 en el marcador, pero fue el bochornoso final lo que se robó toda la atención.
En los minutos finales del encuentro, una acalorada discusión entre jugadores de ambos equipos escaló rápidamente a los empujones, golpes e incluso patadas en medio del campo. El árbitro se vio obligado a intervenir con severidad, mostrando ocho tarjetas rojas tras la gresca: cuatro para cada equipo.
La tensión que se acumuló durante todo el partido, marcado por un juego brusco y decisiones arbitrales cuestionadas. Finalmente estalló cuando se produjo una dura falta cerca del área. Esto desató la ira de varios jugadores, que perdieron el control y protagonizaron una escena que nada tiene que ver con los valores del deporte.
