Brasil sigue de cerca el movimiento de buques de EE. UU. en el Caribe ante creciente tensión con Venezuela

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El Ejército y el Gobierno de Brasil mantienen vigilancia sobre la movilización de buques militares estadounidenses hacia el Caribe, cerca de Venezuela, tras una orden del expresidente Donald Trump. Aunque no hay señales de intervención inmediata, la situación preocupa en el Palacio del Planalto por su posible impacto en la estabilidad regional.

La presencia de buques militares de Estados Unidos en el mar Caribe, cerca de Venezuela, ha encendido las alarmas en Brasilia. El Ejército brasileño, junto con el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, monitorea discretamente el desplazamiento de tres navíos enviados por orden del expresidente Donald Trump, bajo el argumento de detener el flujo de drogas desde el país sudamericano hacia territorio estadounidense.

Según reportó el portal UOL, las autoridades militares brasileñas han confirmado que las embarcaciones estadounidenses aún no han ingresado en aguas territoriales venezolanas y permanecen, al menos por ahora, en aguas internacionales. Sin embargo, la decisión de Washington ha generado inquietud en el alto mando militar y entre funcionarios del gobierno, especialmente por el carácter imprevisible que suele acompañar las decisiones del expresidente Trump, quien recientemente duplicó la recompensa por la captura de Nicolás Maduro a 50 millones de dólares.

Aunque por el momento no se contempla una declaración oficial ni un posicionamiento diplomático, fuentes del gobierno citadas por el medio brasileño aseguran que la situación está siendo evaluada con atención. En el Palacio del Planalto, sede del Ejecutivo, existe el temor de que una eventual acción militar estadounidense en la región pueda comprometer los principios de soberanía y no intervención que Brasil históricamente defiende, y que Lula ha reforzado desde su retorno al poder.

El presidente brasileño mantiene una postura crítica hacia cualquier tipo de intervención militar en Sudamérica y ha reiterado en diversos foros que el continente debe preservarse como una zona de paz, estabilidad e independencia. Si bien Lula ha mantenido distancia política de Maduro, los vínculos históricos, geográficos y económicos entre ambos países podrían obligar a Brasil a pronunciarse si la crisis escala.

Por ahora, la diplomacia brasileña apuesta a la prudencia, esperando que la presión estadounidense se limite a una demostración de fuerza sin consecuencias militares directas. Sin embargo, el creciente protagonismo de Washington en el Caribe revive los temores sobre una posible escalada regional que podría poner en entredicho la frágil estabilidad diplomática entre América del Sur y Estados Unidos.

Fuente: Los Tiempos 

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