
Al tiempo que exigía el Nobel de Paz, el líder de la Casa Blanca se jactó de su línea dura con países extranjeros, criminales y alborotadores en Estados Unidos.
En su extenso discurso de 72 minutos, expuso una especie de filosofía de paz a través de la fuerza en asuntos exteriores y un nuevo enfoque en lo que llamó «el enemigo interno», semanas después de cambiar el nombre del Departamento de Defensa a Departamento de Guerra.
Trump, que en los últimos meses ha desplegado a la Guardia Nacional en Los Ángeles y en Washington D.C. para socavar las protestas por sus duras políticas antimigratorias volvió a hablar de una “invasión” y de una “guerra desde dentro”, por lo que llamó a usar “ciudades de Estados Unidos como campo de entrenamiento”.

“El mes pasado firmé una orden ejecutiva para proveer entrenamiento para una fuerza de respuesta rápida que pueda ayudar y esto es algo muy grande para las personas en esta sala porque se trata del enemigo desde adentro y tenemos que lidiar con ello antes de que se salga de control”, declaró ante cerca de 800 generales y almirantes.
El republicano continuó destacando el despliegue de un submarino nuclear, el pasado agosto como advertencia a Rusia después de que el «estúpido» expresidente Dmitri Medvédev hiciera amenazas nucleares.