
El gabinete de seguridad israelí aprobó el plan del primer ministro Benjamin Netanyahu para tomar el control total de la Ciudad de Gaza, intensificando la ofensiva militar en la Franja y generando una ola de condenas internacionales, temores por la vida de los rehenes y protestas internas en Israel.
Israel se alista para una ocupación militar completa de la Ciudad de Gaza, según anunció este viernes la Oficina del Primer Ministro tras la aprobación del gabinete de seguridad. El operativo marca un nuevo punto de inflexión en el conflicto, que ya ha dejado más de 60.000 muertos en la Franja desde octubre de 2023, y despierta alarmas por las posibles consecuencias humanitarias, diplomáticas y políticas.
El comunicado oficial informa que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) prepararán la operación bajo cinco principios clave:
-
El desarme total de Hamás.
-
La devolución de todos los rehenes.
-
La desmilitarización de Gaza.
-
El control de seguridad israelí sobre el territorio.
-
La instalación de un gobierno civil alternativo, sin Hamás ni la Autoridad Palestina.
A pesar de que el primer ministro Benjamin Netanyahu insiste en que «Israel no quiere gobernar Gaza, sino liberarla del terror de Hamás», la decisión ha sido interpretada como un cambio estratégico que podría significar una ocupación prolongada o indefinida, lo cual intensifica la presión sobre su gobierno tanto a nivel interno como externo.
Uno de los aspectos más controversiales del anuncio es el riesgo que representa para los cerca de 20 rehenes israelíes vivos que aún estarían retenidos en Gaza. Según reportes de inteligencia citados por el diario israelí Ma’ariv, la mayoría podría morir si se ejecuta la ofensiva, ya sea a manos de Hamás o por fuego cruzado durante las operaciones.
Las familias de los rehenes protestaron frente a la Oficina del Primer Ministro en Jerusalén, calificando el plan como “una sentencia de muerte” para sus seres queridos. “Netanyahu está sacrificando a nuestros hijos por razones políticas”, gritaban algunos manifestantes.
Incluso altas esferas militares israelíes han expresado su oposición, advirtiendo que una ocupación de la Ciudad de Gaza, aún controlada por Hamás, puede derivar en una guerra de desgaste tipo insurgencia urbana, altamente peligrosa y con alto costo humano.

El periodista de la BBC Jon Donnington reportó que más de 600 exfuncionarios de seguridad israelíes han firmado una carta pidiendo el cese de la guerra y advirtiendo que el actual curso de acción solo aislará aún más a Israel en el plano internacional.
La ONU fue una de las primeras entidades en condenar el anuncio, advirtiendo que una ocupación total de Gaza tendrá “consecuencias catastróficas” para los civiles palestinos y para los rehenes israelíes. La crítica fue compartida por los gobiernos de Reino Unido, Australia, Turquía y otras naciones.
El canciller alemán Friedrich Merz anunció, en una medida sin precedentes, que su país suspenderá todas las exportaciones de armas a Israel que puedan ser utilizadas en Gaza, en un gesto que marca un giro notable en la relación histórica entre ambos países.
Hamás reaccionó con dureza, calificando la decisión como un paso más en la “política de genocidio y desplazamiento forzado” por parte de Israel. En un comunicado, acusó a Netanyahu de sabotear las negociaciones y estar dispuesto a “sacrificar” a los rehenes para salvar su gobierno.
El grupo aseguró que el precio de la ocupación “será alto” y afirmó que Israel se enfrenta a una resistencia extendida si avanza con la toma total del enclave.
Analistas consideran que el movimiento de Netanyahu responde más a la presión política interna que a una estrategia militar clara. Con su gobierno sostenido por una coalición de extrema derecha, encabezada por figuras como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, el primer ministro está bajo amenaza constante de perder el poder si cede ante una negociación con Hamás.
Ambos ministros han promovido incluso la expulsión de la población palestina de Gaza y la repoblación con colonos judíos, propuestas que son consideradas como crímenes de guerra bajo el derecho internacional.
Además, crecen las sospechas de que Netanyahu busca prolongar el conflicto para evitar un colapso político, en momentos en que enfrenta múltiples procesos judiciales por corrupción y una opinión pública cada vez más dividida.
A pesar del anuncio, no hay detalles sobre la duración ni el alcance exacto de la ocupación, ni sobre qué entidad reemplazaría a Hamás en el gobierno de Gaza. Netanyahu sostiene que “no será la Autoridad Palestina”, lo que deja en el aire un vacío de poder con graves implicaciones humanitarias y de seguridad.
Mientras tanto, más de un millón de palestinos podrían verse obligados a desplazarse hacia el sur de la Franja si se lleva a cabo la ofensiva, en un contexto ya marcado por escasez de alimentos, refugios colapsados y un sistema de salud devastado.
Fuente: BBC