Israel avanza en carreteras segregadas en Cisjordania: denuncian desplazamiento forzoso y fragmentación palestina

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Un nuevo proyecto vial aprobado por Israel amenaza con dividir aún más Cisjordania, al establecer carreteras separadas para colonos y palestinos. Organizaciones denuncian que se trata de un plan de anexión encubierta que aislará comunidades enteras y socavará la viabilidad de un futuro Estado palestino.

Desde una colina cercana a Jerusalén, Abu Emad al-Jahalín observa con preocupación el avance de las obras. Es el presidente del consejo de la comunidad beduina de Arab al-Jahalín y uno de los líderes locales que ha alzado la voz contra el más reciente proyecto israelí: una red vial denominada “Tejido de la vida” que, bajo el argumento de facilitar el tránsito palestino, en realidad establece un sistema segregado de circulación entre israelíes y palestinos.

El proyecto, aprobado en marzo por el gobierno de Israel, contempla la construcción de carreteras paralelas: unas reservadas exclusivamente para colonos y otras para palestinos, que estarán obligados a tomar desvíos, túneles y circunvalaciones para evitar pasar por zonas bajo control israelí. En particular, la iniciativa se vincula con el polémico plan E1, que busca conectar el asentamiento de Maale Adumim con Jerusalén, en lo que muchos observadores ven como un intento de cortar la continuidad territorial entre el norte y el sur de Cisjordania.

Organizaciones como B’Tselem y Paz Ahora han calificado la iniciativa como una “carretera del apartheid”, al institucionalizar un sistema vial separado según criterios étnicos y políticos. Según denuncian, permitirá a Israel cerrar vastas áreas en el corazón de Cisjordania al tránsito palestino, mientras garantiza acceso libre a los colonos judíos que habitan los asentamientos ilegales según el derecho internacional.

La situación ha generado una ola de alarma entre las comunidades palestinas afectadas. Abu Emad denuncia que al menos 40 órdenes de demolición y desalojo ya fueron emitidas en la zona de Al Eizariya, y que unas 22 comunidades, desde Maale Adumim hasta las cercanías del mar Muerto, podrían quedar aisladas. Esto no solo implica la pérdida de viviendas y tierras agrícolas, sino también el corte de acceso a servicios esenciales como escuelas y hospitales.

El proyecto se desarrolla en zonas clasificadas como B y C según los Acuerdos de Oslo II, siendo esta última –que abarca el 60% del territorio de Cisjordania– la que permanece bajo pleno control militar y civil israelí. En estas áreas, los palestinos enfrentan severas restricciones para construir legalmente, mientras los asentamientos israelíes crecen con apoyo estatal.

Además, alrededor del 20% del territorio cisjordano ha sido designado por Israel como zonas de tiro militar, impidiendo el acceso palestino a regiones clave, especialmente en el valle del Jordán, donde se encuentran importantes fuentes de agua.

La ejecución del plan E1 y del “Tejido de la vida” no solo amenaza con un nuevo episodio de desplazamiento forzoso, sino que también pone en entredicho la viabilidad de una solución de dos Estados. “Esta conexión significa, en la práctica, la imposibilidad de establecer un Estado palestino geográficamente contiguo”, afirma Abu Emad, señalando que los controles militares y la segmentación territorial harán inviable cualquier desplazamiento normal dentro del territorio palestino.

Mientras tanto, el asentamiento de Maale Adumim, uno de los más grandes de Cisjordania, se consolida como un nodo clave en esta expansión, a solo 4,5 kilómetros de la Línea Verde, la frontera reconocida internacionalmente. La comunidad internacional, que ha criticado repetidamente la expansión de asentamientos, enfrenta ahora una nueva fase del conflicto: una infraestructura pensada no solo para el presente, sino para cimentar una ocupación a largo plazo.

Fuente: BBC

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