Rodrigo Paz enfrentará una Bolivia en crisis: inflación, déficit y escasez de dólares marcan la agenda

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La segunda vuelta presidencial se acerca mientras Bolivia atraviesa una tormenta económica. Rodrigo Paz y Jorge Quiroga compiten por la presidencia en un país golpeado por una inflación desbordada, déficit gemelos y una severa falta de dólares. El próximo gobierno heredará una economía debilitada, sin margen para errores ni demoras.

Con el 32,14 % de los votos, Rodrigo Paz lidera la carrera hacia la segunda vuelta frente a Jorge “Tuto” Quiroga, que obtuvo el 26,81 %. Pero más allá del resultado electoral, ambos candidatos saben que quien asuma el mando el 8 de noviembre recibirá una economía al borde del colapso. Bolivia enfrenta una combinación crítica de inflación, déficit fiscal y comercial, escasez de divisas y reservas internacionales menguantes.

El déficit fiscal ya supera el 10% del PIB, mientras que el déficit comercial cerró el año pasado en 845 millones de dólares. La inflación acumulada entre enero y julio de 2025 alcanzó el 16,92 %, con un pico alarmante en junio del 5,21 %, provocado por los constantes bloqueos sociales. La crisis se profundiza con la escasez de dólares, que ha creado un mercado negro donde la divisa estadounidense se vende a casi el doble del tipo de cambio oficial.

En este contexto, el economista Carlos Aranda estima que el próximo Gobierno necesitará unos 500 millones de dólares solo para garantizar la importación de combustibles durante el último trimestre del año. Además, se deben enfrentar pagos por 317 millones de dólares de deuda externa y cumplir con los salarios y aguinaldos de fin de año.

“Ambos candidatos heredarán un país en sequía financiera. Es como entrar a una casa sin electricidad ni alimentos”, advirtió Germán Molina, otro economista que coincide con el diagnóstico sombrío. Añade que el país cerrará 2025 con una inflación que podría oscilar entre el 25 % y el 28 %, sin señales claras de contención.

Las propuestas económicas de los candidatos tampoco convencen. Molina critica el plan de Paz por su vaguedad: 25 páginas sin medidas concretas para frenar la inflación o resolver la escasez de dólares. Una de sus ideas más discutidas —un blanqueo de tenencia de dólares, inspirado en experiencias argentinas— es vista como una medida de efecto retardado. Por su parte, Quiroga propone redireccionar créditos externos hacia un fondo de estabilización, pero expertos advierten que la ejecución de esos cambios puede tardar demasiado frente a una crisis que exige soluciones inmediatas.

La preocupación principal es la liquidez. Según Molina, la administración saliente de Luis Arce podría agotar la caja fiscal en sus últimos meses, dejando al nuevo presidente con pocas opciones para enfrentar los compromisos de fin de año. Esta falta de recursos podría detonar una nueva ola de conflictos sociales si se repiten desabastecimientos de combustibles o retrasos en pagos clave.

En este escenario, la elección del nuevo presidente no solo definirá el rumbo político del país, sino también la capacidad de Bolivia para evitar una crisis aún más profunda. El desafío no será ganar las elecciones, sino gobernar desde el primer minuto.

Fuente: El Deber

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