Bad Bunny vuelve a estar en el centro de la conversación, pero esta vez no por una canción ni por un premio, sino por un gesto en pleno concierto que dividió a sus seguidores. Mientras cantaba en el Coliseo de Puerto Rico, el artista acomodó el escote de una fan, lo que fue interpretado por algunos como un acto protector, y por otros, como una falta de consentimiento.
En medio de su presentación en el Coliseo “José Miguel Agrelot” de San Juan, Bad Bunny protagonizó un momento que rápidamente se volvió viral y abrió un intenso debate en redes sociales. Mientras interpretaba el tema “Tití me preguntó”, el artista se acercó a una fan que lucía un vestido escotado y, sin detener su performance, le acomodó el escote con una mano.
La reacción de la joven fue una sonrisa y un audible “¡Gracias!”, lo que para muchos fue suficiente para interpretar el gesto como bien recibido. Sin embargo, el hecho no tardó en generar opiniones divididas.
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En redes sociales, los comentarios se polarizaron. Por un lado, están quienes aplauden el gesto y lo interpretan como un acto de cuidado y atención del artista hacia su fan. “Solo estaba cuidándola, fue un gesto tierno”, escribieron algunos usuarios en X (antes Twitter). Del otro lado, críticos del gesto cuestionaron la falta de consentimiento y lo consideraron una invasión a la intimidad: “¿Y si no quería? Aunque haya sonreído, eso no lo justifica”.
Hasta el momento, ni Bad Bunny ni la fan involucrada han emitido declaraciones oficiales sobre el episodio, lo que ha alimentado el debate y la especulación. En plataformas como TikTok, Instagram y X, el video ha sido reproducido millones de veces, acompañado de todo tipo de opiniones, memes y análisis.
No es la primera vez que Benito Antonio Martínez Ocasio genera controversia por su comportamiento en tarima. En conciertos anteriores ha arrojado un celular de una fan al agua, ha besado a varios asistentes en el escenario y ha protagonizado momentos que han alimentado tanto su fama como la polémica que suele acompañarla.
Este nuevo episodio revive la discusión sobre los límites entre la cercanía del artista con su público y el respeto por el espacio personal. Mientras para algunos Bad Bunny reafirma su conexión única con los fans, para otros el gesto cruza una línea delicada que debería invitar a la reflexión, más allá de la fama.
