
La administración de Donald Trump anunció su salida del organismo cultural de la ONU alegando que sus objetivos contradicen la doctrina del “America First”. El verdadero motivo: la membresía de Palestina.
Por segunda vez bajo el mandato de Donald Trump, y tercera en su historia, Estados Unidos se retira de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). El anuncio fue oficializado este martes por el Departamento de Estado, que justificó la decisión asegurando que la pertenencia al organismo “no redunda en el interés nacional” y entra en contradicción con la política exterior estadounidense bajo el lema “America First”.
La salida será efectiva a finales de diciembre de 2026, pero la decisión ha reavivado las críticas al aislacionismo que marcó el primer mandato de Trump, durante el cual Washington también abandonó el Acuerdo de París, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y el pacto nuclear con Irán.
Aunque el comunicado oficial menciona desacuerdos ideológicos y estratégicos, como el “enfoque exagerado” de la Unesco en los Objetivos de Desarrollo Sostenible o su supuesto alineamiento con “agendas globalistas”, el verdadero detonante está más abajo en el texto: la membresía del Estado de Palestina.


“La decisión de la Unesco de admitir al Estado de Palestina es muy problemática, contraria a la política de Estados Unidos, y ha contribuido a la proliferación de la retórica antiisraelí”, señala el Departamento de Estado. Este mismo motivo ya había provocado que EE. UU. e Israel dejaran de financiar al organismo en 2011, tras la votación que aprobó la incorporación de Palestina como miembro pleno.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, calificó la retirada como “lamentable, pero esperada”. En una declaración institucional, advirtió que la salida de EE. UU. “contraviene los principios del multilateralismo” y podría afectar a múltiples instituciones estadounidenses, como universidades con cátedras Unesco, ciudades aspirantes a ser reconocidas como Ciudades Creativas o sitios candidatos al Patrimonio Mundial.
Desde Francia, el presidente Emmanuel Macron expresó su apoyo a la organización con un mensaje en X: “La retirada de EE. UU. no debilitará nuestro compromiso junto a quienes lideran esta lucha”.
Aunque Estados Unidos ha sido históricamente uno de los mayores financiadores de la Unesco, su contribución ha caído en los últimos años hasta representar solo el 8% del presupuesto. La agencia ha diversificado sus fuentes de ingresos tras las suspensiones previas y confía en que podrá sostener sus programas clave.
Aun así, el golpe es significativo. La Unesco enfrenta su enésima crisis política desde que se convirtió, hace décadas, en campo de batalla ideológico entre potencias. Esta nueva retirada confirma la intención de la Casa Blanca de condicionar su participación en organismos multilaterales a una lógica de “beneficio directo” para EE. UU.