El Ejército ruso continúa su avance en el este de Ucrania, con la toma de dos localidades estratégicas cerca de Pokrovsk, mientras intensifica su ofensiva en las regiones fronterizas de Sumi y Járkiv. En paralelo, el expresidente de EE. UU., Donald Trump, advirtió que evalúa imponer sanciones secundarias a Rusia, en medio del deterioro militar ucraniano por la falta de recursos bélicos.
Las fuerzas armadas rusas siguen ampliando su control sobre la región de Donetsk, uno de los principales frentes de combate en la guerra que ya supera los dos años. En las últimas horas, Moscú anunció la captura de dos localidades cercanas a Pokrovsk, cuya eventual caída abriría una ruta hacia Kramatorsk y Sloviansk, dos bastiones clave para Kiev en el este del país.
Al mismo tiempo, los combates se intensifican en las regiones de Sumi y Járkiv, limítrofes con Rusia, donde las tropas del Kremlin buscan establecer una «franja de seguridad» para evitar los ataques ucranianos contra las regiones rusas de Kursk, Bélgorod y Briansk.
El desgaste empieza a notarse del lado ucraniano: Kiev ha reducido el número de ataques nocturnos con drones sobre territorio ruso, en medio de la creciente escasez de armas y municiones. En contraste, Rusia mantiene un ritmo alto de bombardeos, utilizando tanto misiles como aviones no tripulados.
En medio de este complejo escenario, el expresidente estadounidense Donald Trump sorprendió este viernes al declarar que evalúa sanciones secundarias a Rusia. «Podría ser que tengamos que poner sanciones secundarias», dijo desde la Casa Blanca antes de partir hacia Escocia. La medida, en caso de aplicarse, afectaría a países, empresas o individuos que continúan manteniendo vínculos comerciales con Moscú, aumentando así la presión internacional sobre el Kremlin.
Las declaraciones de Trump agregan un nuevo elemento geopolítico a un conflicto que se agrava día a día, mientras Ucrania resiste con crecientes dificultades y la comunidad internacional observa con cautela la expansión militar rusa en la región.
