
Según Párraga, la falta de una mayoría clara en la intención de voto refleja un escenario político disperso, donde la polarización ha dado paso a una diversidad de fuerzas con menor peso individual. Esta situación podría generar dificultades para consolidar mayorías legislativas, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores.
“El electorado no muestra una inclinación predominante hacia un solo bloque o partido, lo que anticipa una composición parlamentaria fragmentada”, señaló el analista. A su criterio, esta dispersión puede obstaculizar la gobernabilidad y obligar a los partidos a pactos coyunturales o alianzas inesperadas para aprobar leyes o impulsar proyectos de gobierno.

Párraga también advirtió que este fenómeno puede debilitar la capacidad de fiscalización y control político dentro del Legislativo, al generar bloques poco cohesionados o sin fuerza decisoria.
La fragmentación del voto, aunque refleja una mayor pluralidad democrática, plantea nuevos desafíos para el sistema político, especialmente en lo que respecta a la articulación de agendas comunes y la estabilidad institucional.